lunes, 23 de marzo de 2009

Una metáfora interesante


Para reflejar la caída del muro de Berlín hubiera sido interesante observar el contexto y las situaciones que acontecían en la Alemania de esa época, pues era el epicentro de la muerte del comunismo del siglo XX y además el derribamiento del muro era simplemente el epitafio que los alemanes le otorgaban a ese suceso. Hay excelentes filmes sobre ésto, sí se hubiera querido mostrar material alusivo a ese hecho hubiera preferido ver filmes como Adios a Lenin, que enmarca una situación peculiar en donde un hijo debe pretender que la franja de Berlín sigue erigida en la ciudad para que su madre no empeore en su enfermedad, prefiere no alterarla y por ende decide, por medio de ciertas peripecias, conservar esa consigna a su madre. También, aunque podría ser muy subjetivo y aburridor para el resto de los compañeros de clase, me hubiera gustado observar el concierto de Pink Floyd de The Wall del año 1990, y analizar lo teatral de la banda que se convierte en una metáfora interesante.


Sin embargo, observamos el filme de James Cameron Mitchell, Hedwig and the angry inch. Sinceramente, me parece una idea genial y una historia conmovedora. Además de escribir un musical con base en la historia de una niñera alemana que Mitchell tuvo en su infancia, y que al mismo tiempo era prostituta, él mismo se ha encargado de ser un feroz defensor de los derechos homosexuales y sus temáticas siempre apuntan a generar un espacio de aceptación entre el publico heterosexual. El choque que genera para los heterosexuales el contemplar la historia de Hedwig puede ser un arma de doble filo. Hay quienes entienden y respetan lo que sucede en la vida del personaje, del mismo modo se conmueven con el recorrido que debe hacer el artista para llegar a una felicidad inalcanzable. Como también hay quienes aborrecen desde el primer segundo en que observan al personaje y se asquean cuando comprenden el rótulo de Angry inch.


De igual modo, esta situación es totalmente, opuesta a la que se quiere tratar con lo del muro de Berlín. Así como no me agrado la historia de Los Soñadores de Bertolucci, sí estuve muy de acuerdo con la coyuntura del filme, porque a pesar que la película transcurre dentro de un apartamento, se alcanza a palpar los que está ocurriendo en la calles de la Paris de 1968. En está película no sucede, porque la unica coyuntura que encuentro es la analogía de la primera canción en donde su cuerpo es como la Alemania del muro. Asimismo no le encuentro más porque el homosexualismo viene abriéndose campo desde los sesentas y no le encuentro un porqué a dicha situación con la conmoción que se vivió aquel 9 de noviembre de 1989.


Pero al decir todas estas cosas no quiero desacreditar la buena labor del director y actor, James Cameron Mitchell. El músical es bastante interesante y la historia muy peculiar, le encuentro semejanzas con el trabajo hecho por Pink Floyd con su película The Wall, porque el recurso de las animaciones para enverdecer la trama es algo muy recursivo y genialmente audiovisual. Otro aspecto que me llamó la atención fue el clímax del drama cuando Hedwig y Tommy se chocan en el auto, desde ese punto todo comienza a ser difuso y confuso como si se le dijera al espectador que terminara la historia en su cabeza, puesto que es abstracto. Hedwig alcanza el éxito y se convierte en la cantante famosa que quiere ser. Al mismo tiempo, se corrobora la relación previa que tuvo con Tommy Gnosis, pero al final las dos caras que estaban separadas en su tatuaje se juntan para demostrar la integridad de Hedwig.


A mi básico entendiento, Hedwig y Tommy eran la misma persona, los choques y virulencias de la trama que suceden sólo transcurren en la mente de Hedwig y el choque con Tommy es la disputa entre lo comercial y el valor artístico de su obra. Al final Hedwig es como Narcisso y Pigmaleón en un solo paquete, uno se enamora de sí mismo y el otro de su obra. Así acontece con Hedwig quien se enamora de su alter ego y de su obra en definitiva. Al final se ve al cantante frente a una audiencia mientras se mira con Tommy, en la escena siguiente camina por un callejon solitario y oscuro, es entonces cuando su tatuaje permite entrever lo que realmente acaece.


Muy buena la película, no obstante hay mejores para reflejar los sucesos de finales del año 1989, y de Mithcell también hay otra excelente pelicula que refuerza su tematica de los tabúes sexuales y homosexuales que se titula Shortbus. A pesar de que me pareció buena Hedwig and the angry inch, recomendaría verlo en su formato original de músical, y Shortbus es, a mi modo de ver, la ópera prima de este gran autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario