sábado, 25 de diciembre de 2010

El temporal


 Las piezas encajaban como fichas de un rompecabezas, Bernardo tenía la certeza de que más allá de las conspiraciones y demás tramas armadas dentro de su cabeza, el suceso en que se había visto involucrada su esposa era otra de las tantas señales que había obviado en su vida. Tal vez había sido la copa de vino derramada durante la ceremonia en el blanco vestido de la novia o la extremada aceleración de un tic nervioso en su ojo. Desde el principio supo que la mujer que había tomado como compañera para toda la vida no era la indicada. Nunca la había amado, pero todos los días pretendía hacerlo. Y ahora estaba ante él, aquel pequeño ser humano que le robaba la cuchara y la golpeaba contra el plato de comida. Su reacción fue alejarse y subirse las mangas de la camisa mientras sostenía el teléfono con la mano derecha. Se dejó caer en una de las sillas del comedor y habló con el sheriff del condado. Éste le estaba comunicando que en ese mismo instante un patrullero de Forth Bend se dirigía hacia su casa con la intención de recogerlo para llevarlo al lugar de los hechos. Debía reconocer si en verdad el vehículo que se había deslizado por el puente del Oyster Creek era el de ella. Los primeros reportes hablaban de un acompañante masculino en el puesto del conductor. Una pareja de ancianos retirados estaba esperando en el lugar para testificar cómo el automóvil había rodado hacía la quebrada pegado a una gran capa de hielo negro. El límite de velocidad en ese tramo era de 65 millas por hora, pero todo parecía indicar que conducían a más de 120 al momento del impacto. Los primeros equipos de auxilio que habían arribado no alcanzaron a sacar los cadáveres, se necesitó de una llave maestra para retorcer la lata de la camioneta y sacar unas masas congeladas y deformes de aquella máquina alemana. Las bolsas de aire no se habían activado porque ninguno de los dos llevaba puesto el cinturón de seguridad y lo único identificable en el auto eran una bolsa para llevar de Jack in the box y un vino tinto californiano.

 Comprendió que su matrimonio había terminado, sin embargo para él todo había sido una farsa completa. Se levantó de la silla y agarró la cuchara que el bebé le había rapado minutos antes. Tomó la compota de zanahoria que había guardado para el final de la comida, le levantó la tapa y limpió la cuchara con un trapo antes de introducirla en el tarro. Limpió con un paño húmedo los restos de comida que le habían quedado en la boca y manos al niño, le quitó el babero y luego lo levantó. Tomó de nuevo el teléfono y llamó a la vecina, le contó brevemente sobre el acontecimiento de una calamidad familiar, pero no le dijo la verdad, le pidió el favor de hacerse con el pequeño mientras regresaba. Subió las escaleras le cambió la ropa, le armó una maleta improvisada con un par de pañales y una piyama. Cuando se encontraba cambiándolo de vestimenta, el timbre de la puerta sonó, alcanzó a ver por la persiana del cuarto que la patrulla estaba estacionada en la entrada de garaje. No se apresuró, espero a peinar al bebé y se acordó de algo que había dejado en el cajón de la mesa de noche. El timbre había sonado por lo menos tres veces y ahora el teléfono estaba repicando. Se colgó en el hombro derecho la pañalera y cargó al bebe con su brazo izquierdo. Sintió que el celular en su bolsillo estaba vibrando, pero al entrar a su cuarto decidió botarlo sobre la cama. Abrió la gaveta y encontró el paquete de Camel que había guardado por un año. Los tomó y bajó las escaleras. El oficial Mike Waite había entrado por el patio trasero y se encontraba golpeando la puerta de la cocina.

 Bernardo salió por la puerta del frente y se dirigió a la casa de al lado para dejarle al bebé a Virginia Willows, su vecina. El oficial salió corriendo hasta la patrulla cuando escuchó como se cerraba la puerta principal de la casa y justo en ese momento se percató de la conversación entre ambos vecinos además de la entrega del bebé. El oficial entró al vehículo y lo esperó. Virginia, no había hecho preguntas pero era imposible notar el desconcierto de su rostro. Terminó de darle unas instrucciones y se despidió como si nada grave estuviera sucediendo, mientras caminaba con sigilo hacia donde estaba el policía. 


 El oficial Waite fue muy acertado en no musitar palabra y le ofreció un encendedor apenas observó que sacaba un cigarrillo de su cajetilla. Durante todo el camino ambos posaron sus miradas sobre el paisaje que se venía aproximando, aunque para Bernardo era más que un recuerdo de la cotidianidad. Los lugares se aparecían como recordatorios de su vida y de la rutina diaria que llevaba a cabo durante los últimos dos años. Primero una guardería donde dejaba a su hijo para ir al trabajo, ya que ella se negaba a cuidarlo. Luego una escuela elemental con su cancha de béisbol vacía y un par de buses estacionados, en ese instante se le vinieron a la cabeza imágenes de familias reunidas para las festividades y mientras tanto ella pensando en sus escapadas amorosas.


 Había olvidado lo seco que se tornaba el aire en invierno, se preguntó en su cabeza qué iba a hacer para la cena de navidad o sí de verdad iba a haber una. Se regocijó cuando entraron por la US-59 y pasaron por la zona de la prisión de Palomar Cove. Había olvidado lo cerca que se encontraba su vecindario de aquella prisión, antes de cruzar había un aviso de prohibido recoger autoestopistas en dicha zona. Se rió porque nunca imaginó recoger a nadie que estuviera solo caminando en una autopista. El paisaje continuó hasta que la nieve se hizo cada vez más predominante. El oficial Waite recibió un llamado del Sheriff por el radioteléfono, éste le preguntaba si se encontraban cerca, la afirmación era un código entre policías, pero lo había entendido a cabalidad. Justo en ese momento también escuchó que el Sheriff recomendaba ir despacio porque un frente frío había comenzado y se estaba formando otro temporal. Mike Waite pensó que lo más saludable para su pasajero era que redujera la velocidad y le ofreciera un café. Bernardo se negó aunque le pidió más fuego para prender otro cigarrillo, el oficial le entregó el encendedor y bajó la ventana un poco para que el humo circulara y saliera del vehículo. Mientras tanto, Bernardo reproducía en su cabeza diferentes situaciones de su esposa con el otro tipo. Estaba seguro que ella se dirigía al Motel 8 que se encontraba en el límite con Missouri City a las afueras del condado. Era chistoso como se la pasaba encontrando pequeños jabones en su baño con el logo de ese lugar, sin siquiera el más leve deseo de ahorcar a su mujer. Miró hacía la espesa blancura y vio un vendaval de hielo que se aproximaba, entonces despidió una bocanada de humo y se hizo una imagen mental de los cuerpos congelados mientras observaba los copos de nieves que rozaban contra el vidrio panorámico. Enseguida se le dibujó una sonrisa en el rostro y le preguntó al oficial: ¿Y usted qué hará en la nochebuena?

Por: Guillermo Palacio

jueves, 18 de noviembre de 2010

Oh Capitán, mi capitán


Recuerdo muy bien la crisis que vivimos toda la cultura juniorista cuando en el 2006 y 2007 el equipo no clasificó a cuadrangulares. La tabla de descenso se inclinaba hacía nosotros y los refuerzos que llegaban no rendían. Pasaron técnicos, jugadores y hasta se habló de maldiciones y conjuros para explicar por qué el Junior de Barranquilla no podía conseguir el sendero victorioso. Sin embargo a comienzos del 2008 el alcalde Alejandro Char entregó al pueblo barranquillero la noticia más relevante de la institución en los últimos años, Giovanni Hernández vendría a capotear los malos resultados del equipo tiburón. Al principio muchos estaban escépticos de un jugador que en Colombia había demostrado condiciones, pero nunca había asegurado su gran calidad. Había pasado por varios equipos y llevaba varios años siendo figura en el exterior. No niego que en esa época el gran Gio no era 'santo de mi devoción', pero desde que se enfundó la camiseta rojiblanca mi concepto sobre él cambió radicalmente. Ver cómo un jugador sudaba, se ganaba cada centavo que vale y corría a través de los 90 minutos sin siquiera recriminarle a nadie. Desde el principio, el 10 se ganó a la afición y demostró que el Junior se convertía en su nueva casa luego de que en el país no fuera tan querido y más aún en su propia tierra, el Valle del Cauca. Giovanni se reafirmo como ídolo nacional en Barranquilla, la ciudad le abrió los brazos y él se lanzó como cualquier hijo pródigo de 'la Arenosa'. Con el paso del tiempo demostró ser el eje de un equipo que comenzó a jugar estructuralmente y con una exquisitez en el trato de la pelota. Con Giovanni volvieron los goles de tiro libre luego de que en la década de los 90 Valenciano acostumbró a la afición a ver una falta cerca al área como medio gol. Asimismo, Giovanni le dio un orden el medio campo y por fin el equipo tuvo un referente claro, no uno de esos que sólo rinden un sólo semestre. Ahora nos encontramos ante la posible salida del capitán de un equipo que no sólo supo salir de la zona de descenso, sino que nos llevó a dos finales. Igualmente, el semestre pasado nos otorgó la gran satisfacción de la sexta estrella y permitió que jugadores de la casa como Teófilo Gutiérrez y Carlos Bacca madurarán y se convirtieran en verdaderos artilleros. La verdad Giovanni ha cumplido su labor a cabalidad y no se necesita titubear sobre su renovación. El nuevo presidente quiere apostarle a la cantera, pero que mejor posibilidad de darle un referente a la cantera que el gran Giovanni Hernández. Él puede ser el guía de varios muchachos que empiezan y será el gran maestro para los que vendrán. Sería injusto quitarle a un jugador el privilegio de jugar una Copa Libertadores por la que tanto luchó, para que vengan nuevas hordas de jugadores a los cuales la camiseta no les importa un bledo y salgamos eliminados en primera ronda. No importan cuánto cueste Giovanni, él merece eso y mucho más. Por favor Familia Char abran los ojos y no irrespeten a este gran jugador, tal vez el jugador de la década del Junior ¡Oh capitán, mi capitán la hinchada reclama tu continuidad!

lunes, 8 de noviembre de 2010

El vivo vive en Colombia


Venía cocinando en mi mente hace rato un artículo que nos reflejara y nos hiciera caer en la cuenta de qué es ser colombiano, sin embargo luego de tantas lecturas y experiencias vividas me percaté de que la colombianidad es una complejidad triste y melancólica. Siempre ensalzamos los logros de los colombianos en el exterior, pero nunca hemos exaltado nuestros logros a la hora de construir país. Creemos que un lema como el de "Colombia es pasión", primero nos define y segundo nos abarca a gran cabalidad, pero qué es eso, sino una gran falacia.

Hace un año trabajé para una editorial durante la Feria del Libro de Bogotá, en mi labor tenía que vender los títulos que se ofrecía y debía ser responsable y cumplir con mi labor. Durante dos semanas estuve pendiente madrugando e intercalando el oficio de vendedor con el de estudiante, sin embargo varios de mis colegas en las ventas no pensaban lo mismo. Muchos de ellos también eran estudiantes o personas que realmente necesitaban el dinero para algún gasto, en mi caso yo lo hacía por la experiencia y con la intención de enrolarme un poco con uno de los procesos de edición del libro. Al final de la temporada varios de mis colegas terminaron despedidos o con multas debido a problemas asociados con retrasos o malos consejos al momento de vender, incluso por llegar borrachos al trabajo. En ese instante me pregunté en dónde estaban aquellos que se quejaban del desempleo en el país, si cuando hay trabajo lo desaprovechan. Algunos vendedores odiaban salir de Corferias vistiendo la camiseta con el logo de la editorial y por eso al primer esbozo de cierre se levantaban la franela, a mí simplemente no me molestaba. Yo era quién menos necesitaba del dinero y quien se lo ganó con más respeto.

Hoy en cambio asistí a la universidad para una clase de mi pénsum de esas que se denominan "de relleno" que se llama Historia Económica General. La semana pasada estuve en la clínica en dos ocasiones por cálculos renales y había estado ausente en las sesiones anteriores de la materia por lo cual no había podido presentar una exposición sobre uno de los capítulos de un libro que tocaba leer. Con excusa médica en mano y un cálculo no expulsado en mi ureter asistí a clase para realizar mi exposición, pero me encontré que muchas personas que se habían hecho en grupos o parejas para exponer se había ausentado o dejado a un solo miembro que descaradamente no podía realizar el trabajo completo. En esos momentos me dio rabia haberme levantado temprano, tomar analgésicos y morderme la lengua ante el dolor para captar que muchos otros se burlan y mofan de las normas simplemente por pereza o mediante la ley de mínimo esfuerzo. Por lo tanto, ¿serán esas las características que definen al colombiano?

Hace unas semanas me topé con un artículo de la edición de "Ideas para cambiar país" de la revista Semana, en ella Hernán Zajec, el productor de El Siguiente Programa y El Profesor Súper O, escribió sobre la importancia de generar una modificación por dentro de cada uno. Esa ley que todos aprendemos en la que el vivo vive del bobo, es una desgracia para la vida en comunidad. La verdad es que es una mentalidad que se jacta de la cultura del atajo y de quien saque mayor provecho es lo que más jodidos nos tiene. No se puede confiar en nadie y siempre habrá alguien que responda por los actos de uno. Como dicen: "siempre habrá alguno por ahí que pague los platos rotos". No nos interesa el bienestar común que se pueda lograr sino el personal y un malestar general que no nos toque. Que rabia produce que alguien se cuele en una cola o que cuando se maneja alguien le atraviese el carro para pasar primero. Yo, yo y yo. El egoismo y nuestra supuesta gran viveza nos está carcomiendo vivos y por eso es que no progresamos.

Tal y como dice el poeta Juan Manuel Roca: "Colombia es el país de Sísifo: todos los días subimos la piedra a la cima y la vemos rodar, no hay continuidad en las cosas, todos los días volvemos a reempezar, sobre todo en la cultura". Por eso puede que Colombia sea un país en guerra que supuestamente nos tiene a todos en un estado de congelamiento y el progreso no prospera. Pero también se le pueden achacar los problemas de ser ser un país tercermundista y un país donde la problemática social nunca dejará levantar cabeza. No obstante, la mentalidad y el sentido de pertenencia a una sociedad pueden ser móviles hacia el mejoramiento de una sociedad. Debemos saber quiénes somos, de dónde provenimos y hacía donde queremos ir todos como país, no como entes egocéntricos, avaros y vivos. Dejemos a un lado esa figura, que por vivir tanto del bobo, el vivo cada vez más vive en un sitio peor. Llegaremos a un punto en que los bobos se acabarán y ¿qué terminarán haciendo los vivos de este país?


miércoles, 20 de octubre de 2010

Un oda atómica a Bomba


Actualmente hay una banda que me mueve las fibras emocionales y hasta patriotas. La banda es colombiana y se llama Bomba Estéreo. Se encuentra conformada por una joven cantante samaria y un artista visual bumangués. La banda lo que hace prácticamente es fusionar la cultura musical de la costa Caribe colombiana y agregarle ciertos elementos de la cultura popular estadounidense. A fin de cuentas lo que la banda logra es que los jóvenes colombianos que han crecido, ya sea desde la televisión, la radio y la Internet, bajo el manto de una cultura gringa, vuelvan a sus raíces y escuchen esa música que proviene del mestizaje. Cumbia, champeta, tumbao y demás géneros musicales que provienen de esa tambora que es la madre de los ritmos caribeños.

Es increíble como muchos jóvenes no saben quién es Totó la Momposina, ni Petrona Martínez, pero si saben quien es Li Saumet. También es muy peculiar que no sepan que la canción Feelin’ copia el coro literal de Morrocoyo de Los Gaiteros de San Jacinto, asimismo aleja de la periferia a los Picós y los Sound System. Ya que han dejado de formar parte de lo que se conocía como las verbenas, las fiestas que emulaban a las de los clubes sociales de los estratos sociales altos, para consolidarse en las rumbas y los conciertos alrededor del mundo. Todo esto va de la mano de una nueva movida que ha comenzado con grupos como Sidestepper y Choquibtown.

En Bomba hay ciertos elementos que traducen a la banda en una nueva forma de lenguaje. Son un intertexto entre los códigos de una cultura específica colombiana y una cultura pop que trasciende e identifica a una generación. Las letras en ingles, las vestimentas de ropa asociada con el Hip-Hop, los covers de clásicos de la música anglosajona; como también ese ambiente que no es colombiano tradicional, ni gringo. Es la apropiación de unos elementos que gestan un nuevo movimiento musical colombiano.

Sorprende cómo todos ensayan sus bailes de champeta, cómo han dejado de mirar con cierto desprestigio y menosprecio a la música colombiana, igualmente cómo músicos palenqueros como Batata se han compenetrado con personas de otras regiones del país y cómo los picós se volvieron elementos esenciales en las rumbas de los jóvenes de estratos altos en la capital. Bomba Estéreo no está haciendo algo nuevo, sino que lo está reinventando, y no por esta razón dejan de ser creadores de una nueva onda a nivel musical.

lunes, 18 de octubre de 2010

La industria discográfica corta su tajada


Hace un año aproximadamente salió a la venta el último álbum del cantante vallenato Carlos Vives. Lo recalco porque Vives es quizá mirado de reojo por aquellos que sienten en sus corazones los pálpitos de un acordeón, aquellos que fueron bañados de niños en río Guatapurí y que viven esa música como la banda sonora de sus vidas. Hago mucho énfasis en describir a este público porque son casi en su mayoría quienes no ven en Vives en verdadero vallenatero, pero a decir verdad yo pienso que son injustos. Tal vez, él no le llegue ni a los tobillos a los juglares como Escalona (a pesar de personificarlo), Alejo Durán, Juancho Polo Valencia o Emiliano Zuleta. También no hay que olvidar a Diomedez Díaz y Juancho Rois, de pronto los más recientes. Carlos Vives fue quien en cierta medida generó una mutación del vallenato, le dio un segundo aire y permitió que trascendiera barreras a nivel territorial. Es válido que en muchos rincones del país, sobre todo en la región Caribe esto no era necesario, ya que el vallenato ha estado presente en muchas formas y diferentes 'nuevas olas' de generaciones. Pero era evidente que para que se saliera de la jaula musical este género tenía que ser escuchado por otras culturas. Por esta razón le doy el crédito a Vives, más aún porque su incansables intentos musicales por fin dieron fruto cuando comenzó a reconocer aquellos ritmos que escuchó mientras iba creciendo. Aquellas melodías que no son imperceptibles hasta para el más acérrimo roquero costeño.

Ahora, cuando sacó a la venta Clásicos de la Provincia II el regocijo fue aún mayor porque lo hacía mediante un convenio con una empresa de supermercados nacionales y además el precio era sumamente justo y barato frente a lo que cualquier otro artista habría propuesto. Enseguida me remití a lo que mi banda favorita de rock, Radiohead, realizó en el 2007 cuando montaron para descarga gratuita por Internet un demo del álbum en el cual se encontraban trabajando en ese momento el grandioso In Rainbows. Ellos permitieron que sus fans descargaran desde la Web todo el material que había editado y las canciones que sacarían en su siguiente trabajo discográfico. Igualmente, no especificaban un precio por el material e insinuaron que quienes desearían podían pagar el monto que les diera de la gana. De esta forma se gestó un gran fenómeno en donde personas llegaron a pagar hasta miles de dólares por el material y esto les dio el aval a la banda de remasterizar y sacar a la venta el álbum completo en el año 2008. In Rainbows sorprendió a todos menos a los fans de Radiohead quienes saben que ellos son una de las bandas que tiene muy claro cómo comportarse ante los últimos movimientos que azotan el entorno musical. Debido a esto, es que siempre he considerado a Carlos Vives como una persona que también ha revolucionado la música, él hace casi 2o años decidió apostarle al vallenato clásico aún cuando muchos especulaban que sería otro proyecto fracasado de Vives con la música, sin embargo lo sacó adelante con una disquera independiente y logró callar muchas bocas. Por estas acciones y muchas otras es que pienso que Vives es un revolucionario en nuestro país y me quitaría el sombrero varias veces ante él. No obstante he comenzado a odiar lo que la famosa Shakira ha intentado copiar en estos últimos días.

Supuestamente hoy sale a la venta su último disco. Ya no sé qué pensar de una artista que creció imitando los trabajos de Alanis Morisette y Shania Twain en los años noventa. Shakira fue una figura pública en desarrollo a principios de la pasada década y se consagró como uno de los símbolos latinos en el mercado anglosajón, tanto así que es muy reconocida y contratada en todas partes del globo terráqueo, pero muchos extranjeros ignoran que proviene de un país llamado Colombia. A la vieja no le resto importancia en varias obras filantrópicas, ni mucho menos digo que niegue su procedencia. Por sobre todas las cosas ellas siempre ha hecho el statement de que viene de nuestro país, pero actualmente es su música la que me fastidia. Comenzó componiendo canciones con excelente líricas y pasó a otros géneros que la verdad no le permiten crecer como artistas musical, sino más bien como bailarina. Sus conciertos se volvieron un show mediático de juegos pirotécnicos y bailes en demasía que más bien podrían ser parte del Cirque du Soleil. Su credibilidad como artista ha decaído, pero su fama va en aumento, aunque se le puede otorgar buen mérito por los boleros que escribió y cantó para la película El amor en los tiempos del cólera. Proveniente de una arremetida del mismo Vives quien decía que ella le cantaba al río Hudson pero no al Magdalena. Esto desencadenó la buena canción Hay Amores, y me atrevería a decir que fue lo único bueno a nivel de lírica que hizo en los últimos diez años. De todos modos no hay que olvidar que en algún tiempo ella fue una gran compositora, aquella que escribió canciones tan excelentes como Octavo día, Tú o Moscas en la casa, entre otras. Mientras tanto, ahora quiere descrestar con su nuevo álbum y con un sencillo tan vacío como Loca. Loca ella que pretende convencer a los verdaderos amantes de la música con sus sonido prefabricados y sus canciones envueltas como comida rápida. Ahora quiere vender sus discos a un precio inferior y hacer un convenio con los almacenes Exito, esto no se debe a la intención de lanzar un productos más asequible para sus fans sino lo que realmente quiere es ver de qué manera se monta en el mismo bus de Vives. No obstante ese bus parece que cada vez más se va llenando de pasajeros provenientes de grandes compañías discográficas.

martes, 5 de octubre de 2010

Oficinas sonámbulas


Siempre me he preguntado qué hacen las luces de los edificios empresariales prendidas en horarios no laborales. No sé por qué me hace imaginar algún affaire o es posible que esa es la hora de alguna rutina de aseo, pero aún me causa extrañeza que estén tan prendidas las luces. Como soy un noctámbulo empedernido, siempre ahogo el soponcio de las noches en vela con una mirada profunda desde mi ventana. Desde ahí puedo contemplar con extrañeza el hecho de que aún se esté trabajando. A veces imagino que quizá algún jefe explotador pueda cargar de tantas tareas a sus subordinados y varios de ellos estén allí sentados en sus escritorios, con las pantallas de los computadores titilándole en la cara y la corbata desajustada. Una taza con el logo de la empresa al lado y un tinto amargo acompañando su desvelada. Podría imaginarme tal nivel de estrés y en ocasiones lo visualizo porque me parecería una contradicción absurda, allá ellos hastiados de la dichosa carga laboral y yo un insomnio viviente. Sin embargo, también imagino cosas o situaciones, será que espían a los empleados o será que hay quienes hacen reuniones secretas para tomarse uno que otro trago y echarse una jugada de póquer. No puedo dejar de observar esos cubículos iluminados y las sombras que pasan como zombies de un lado a otro. Hay momentos en que se demoran y me canso antes de volverlas a ver. Me parecería jocoso que simplemente fueran desocupados que se reúnen como una secta secreta a mover los hilos de la compañía. Aunque no me parecería extraño que fueran los mismos guardias de seguridad que se sientan en las sillas de los altos jefes y desordenan los papeles, tiran los adornos al piso y hasta se quedan mirando con total deseo las fotografías que hay sobre los escritorios. De pronto eso les generé placer o tal vez eleve sus ínfulas de poder, pero es extraño que las luces sigan prendidas en la madrugada. Las oficinas nunca duermen por lo visto, ni yo tampoco.

domingo, 3 de octubre de 2010

El hombre mediocre y su victoria II


II

Había leído su nombre en una revista que un año atrás desconocía, fue justo a mediados del décimo grado cuando un amigo desenfundó la última edición de una revista que, según él, me iba a matar. Leí su nombre y me pareció jocoso, le eché una ojeada a la portada y me pareció un poco bizarra. Un Batman blanco aunque negro de piel me asomaban hacia el periodismo literario, para mí desconocido. Se vanagloriaba de ser una publicación de lecturas paradójicas y las ilustraciones la hacían apetecible a mis ojos. Entre los diferentes artículos me encontré con uno sobre el feminismo titulado: “Me gusta ser mujer (odio las histéricas)”. Se me vino a la cabeza la imagen de Florence Thomas, me acordé de cómo me autoproclamaba como un hombre feminista y los reclamos que le hacía a mis amigas. Todo porque había crecido en un hogar dominado por mujeres, pero ni yo mismo sabía lo que era ser un supuesto feminista. Las palabras de Guerriero me sedujeron por su poca coherencia con el tema, no era un escrito catedrático ni mamerto, era un recuento de cómo ella había tenido que crecer bajo la rúbrica de una ‘señorita de bien’ en una sociedad mojigata que aprisionaba a cualquiera por mantener unos valores que poco a poco se diluían. Antes de leerla, Leila me sonaba algo vetusto y casi amargo, como la leche que se corta y uno bebe por equivocación, no obstante me decanté por su prosa e incluso quise leer más. A los pocos días fui a varias librerías para saber qué más había sobre ella, mi decepción fue grande cuando nadie me supo responder, nadie la conocía.

—“Se llama Leila Guerriero y escribe para una revista llamada El Malpensante o algo así, ¡ah y es argentina!”, pregunté a varias personas que atendían en las librerías.

—“No niño, de pronto ni ha publicado, porque no tenemos nada”, me respondieron en todas las ocasiones, incluso me llegaron al preguntar: ¿No será una escritora infantil”.

viernes, 1 de octubre de 2010

El hombre mediocre y su victoria


I

Observé el piso mientras esperaba a que el tiempo se apresurara lo más aburrido de asistir sin compañía a los festivales culturales es encontrar un respiro de tanto choque de egos. Entre conversatorio y conversatorio siempre me niego a hablar con alguien y sólo camino por los pasillos del lugar para observar a las figuras que desfilan en este tipo de acontecimientos. Me encontraba en el primer Festival Malpensante denominado “F-10”, corría el año 2006 y había acudido por mi propia cuenta ya que ninguno de mis acompañantes habituales se encontraba en el país. No sabía con qué me iba a encontrar. Simplemente me impulsaba el hecho de poder contemplar la irreverencia de Fernando Vallejo, pero decidí aventurarme y conocer a otros autores. Entré a lo que me imagino sigue siendo la Biblioteca del Gimnasio Moderno. Un lugar terriblemente impecable. No sabía qué hacer ni dónde hacerme, a mi lado revoloteaban la ‘crema y nata’ de lo que podría denominarse: sociedad cultural bogotana. Me encontré por primera vez con Vladdo repartiendo sus pasquines y hasta un Alberto Salcedo Ramos llegaba a ‘mamarle gallo’ a todos. Luego de un rato observé que la sala se llenaba. Me colé entre las personas que se encontraban afuera, pensé que habían confundido esto con un coctel. Todos con tragos en la mano y uno que otro canapé. Eran las 10:00 a.m. y a mí no me ofrecían ni un vaso de agua. Cuando me senté me percaté de que Guido Tamayo estaba situado dos sillas adelante. A los pocos segundos llegaron todos, Julio Villanueva Chang y Alberto Salcedo eran los panelistas. Sin embargo había otra persona al lado de ellos, era una mujer. Me llamó la atención la melena desajustada que se paseaba por el aire a pesar de que el esbelto cuerpo del cual sobresalía se encontraba totalmente quieto, su nombre era Leila Guerriero.

“Buenos días”, dijo en su afable acento argentino.
“Jamás pisé una facultad de periodismo y quién sabe si eso me hizo mejor escritora”, miré mi carné universitario en ese momento.


martes, 28 de septiembre de 2010

Lista de amor supuesto


-Una oportunidad fallida
-1 mano desdeñosa
-Varias sonrisas hipócritas
-Unas palabras inocuas
-La existencia indebida
-Sentimiento de culpa
-Tu número celular borrado
-Aquella conversación permisiva
-Este encuentro idealizado
-Un presentimiento de embrujo
-Trabajos de tabacos
-Saludos desde un semáforo
-Tener la certeza del fracaso
-Nuestras libidos desenfrenadas
-La imagen del pasado
-Dos seres que ya no existen
-El futuro irreconocible
-Sentir unas ganas inmensas de contacto
-Mi excusa condicionante
-Esa falda hacía arriba
-Hálito desayunado.
-Tu ira postrada en el lecho
-Mucho sexo
-Mi felicidad sobre la almohada
-Una sala de cine para nosotros
-Un beso robado en el bus
-Un almuerzo rápido
-Un coito ausente
-Unos sueños desvanecidos
-La mentira disfrazada
-Una verdad enlutada.


domingo, 26 de septiembre de 2010

Ser peatón y tener carro: el dilema en Colombia


Hace poco observé el comentario en facebook del periodista Alberto Salcedo sobre la inutilidad de los contratistas y las obras de la avenida El Dorado. Hace más de medio año, mucho residente de la capital nos resignamos a ver cómo una de las pocas vías decentes amplías y rápidas que poseía la ciudad se convertía en un recoveco y potrero. Asimismo, resalto el artículo que el admirable señor Antonio Celia Cozzarelli publicó hace poco en el diario El Heraldo donde subraya lo poco conveniente que se ha convertido el hecho de tener un carro. La verdad digo lo mismo, nos encontramos ante unos políticos que reparten contratos y licitaciones a borbollones y millones de contratistas que a sus anchas se deleitan exprimiendo cada peso y robando a cuatro manos.

Cómo es posible que una obra que ha causado el despido de varias personas en los entes de movilidad (la ruina de una empresa burbuja como la de los Nule y el cansancio de los bogotanos peatones y usuario del servicio de transporte público) pueda darse el lujo de parar un domingo. A los obreros no se les paga el día extra porque sale muy caro, mientras tanto estos contratistas tendrán en sus casas helicópteros parqueados y jets privados que los sacarán de la inmundicia banal de un trancón bogotano para llevarlos a pasar un fin de semana al exterior. Los ciudadanos sufren por los pesos que unos se ahorran para engrosar su patrimonio: esto no es novedad.

En el otro lado tenemos a los carros. Tener un carro en Colombia debe salir más caro que tener un avión privado. Todos los años hay que pagar el SOAT, también se deben pagar los dichosos impuestos de rodamiento y ahora quieren que la revisión tecno-mecánica sea casi diaria. Llegará el día en que los autos particulares tendrán una especie de taxímetro para cobrarle al dueño el tiempo que maneja su vehículo. Qué me dicen de las infracciones, ahora una zorra puede andar por la circunvalar a menos de 5 kilómetros por hora sin tener que pagar una multa ¿Cuándo han visto a un policía de tránsito multar a un zorrero? Este dilema lo plantea el señor Celia y tiene toda la razón, es increíble como cada día el uso del carro se limita más y hasta hace pensar en cambiar el automotor por uno de tracción animal, tocará comprase una zorra. No hay que tener pase, no hay que pagar impuestos, no te multan y no te preocupas por los límites de velocidad.

De pronto lo anterior sería justo si uno gozará de ciertas condiciones, de esta manera sería válido gastar tanto dinero en impuestos y revisiones, pero el problema es que cada día se inventan pendejadas para quitarle más dinero al pobre mortal. Qué me dicen del RUNT por qué cárajos todos siguen creyendo en eso. La medida no es mala lo que sucede es que a estas alturas del partido, todos saben que no es más que una excusa para sacar provecho. Qué lástima que nos dejemos clavar así. Unas vías taponadas por las obras del IDU, una ciudad en constante reparación en donde los conos naranjas abundan (algún contratista estará sacando su tajada) y los huecos alcanzan dimensiones extraordinarias.

No sé que será mejor, pero me encuentro mamado de esto. Es que genera escozor saber que se acaba el año y volverán los mismos gastos y las mismas vueltas. Sobre todo porque cada año los precios suben indiscriminadamente y las vías empeoran. Por ahí escuche en las noticias ficticias de RCN que para el 2013 estarán erradicados los taponamientos en la ciudad de Bogotá. Es chistoso pensar que para ese año la ciudad estará colapsada por las obras del transmilenio por la séptima y el levantamiento de las losas por el dichoso metro de Moreno. La verdad espero que para ese momento se hayan inventado la teletransportación, aunque sé que siempre habrá por ahí un contratista o político haciendo el serrucho. Existirá el impuesto de traslación y hasta tocará sacar pase para teletransportarse, y de sexta categoría porque el de tercera nunca se vence.

Ser intermitente soy un ser intermitente

Sólo pasaron horas desde mi última entrada al blog y una promesa previa a las vacaciones para que me diera cuenta que soy intermitente. Le eché la culpa a que de un momento a otro a mi computador le falló una pieza que costaba más que el mismo aparato y que además había cometido la estupidez de no comprar la garantía. La verdad fueron meras excusas y espero reivindicarme. Este blog tiene que estar caliente a diario.

miércoles, 14 de julio de 2010

Una tarde a la vieja usanza


















De acuerdo a lo que me dictaban ciertas corazonadas, el regreso a mi ciudad estas vacaciones iba a ser una gran bandeja de nostalgias. No sólo porque no sé si retorne a esta ciudad en calidad de estudiante y con las vacaciones que me permiten cierta libertad, sino porque me había alejado mucho de ésta y del calor que emana del hotel Mamá. También influyó un poco el hecho de que haya decidido hacerme una cirugía de tabique nasal aquí, en la que todavía considero mi casa. Pero lo que más me conmovió de todo este paseo ha sido lo acontecido en la tarde de hoy, y es que luego de mucho tiempo me he vuelto a convertir en el televidente de videos musicales que fui durante mi pubertad. Tal vez desde los doce años cuando era un fanático a rabiar de la programación de Telehit, Mtv y demás franjas musicales de otros canales, esta tarde he decidido revivir ese periodo de mi vida. Me la he pasado desde las 3 p.m. postrado en esta cama mientras paso mi recuperación y no he podido cambiar el canal. Video musicales que me trasladan algunos años atrás cuando los vi por primera vez y en estreno exclusivo, al tiempo en que suenan otros que son más viejos, pero que me generan la misma nostalgia que cuando los escuchaba en mi adolescencia. Voto a veces por volver a las raíces. El viernes me quitarán los endemoniados tapones nasales y podré salir a la calle para distraerme por fin del esclavizante televisor, y en mi recuerdos quedará la última vez que tuve la costumbre audiovisual de escuchar música.

viernes, 14 de mayo de 2010

¿Para qué putas sirve mi blog?

Luego de que las palabras de Juanita León retumbarán en mis oídos por más de dos meses he decidido continuar con mi aventura bloguísitca. En pocas palabras, la señora de la Silla Vacía dijo que era estúpido imaginar a un joven o futuro periodista sin un blog. En mi mente repasé la dirección de este blog, que yo mismo cree, pero que tomé semanas en aprender. Me dio pena, incluso recordar que lo había puesto en la barra de mi explorador para que no se me fuera olvidar. Por esta razón he decidido darle un nuevo aire a The Masturbatorium, porque la verdad no sé para qué me sirve este puto blog.

Me llegué a sentir mal por no usarlo y ver que mi última entrega iba a cumplir un año. Aunque acepto también que el descuido me ha llevado a replantear la idea de lo que en un principio fue la funcionalidad del sitio. Resulta que fue mi profesora, Catalina López, quien pidió la creación del blog. La verdad en su momento, cuando estaba en el curso de Cultura Digital, pensé que sería una herramienta genial para llevar un diario de lo que sucedía en la clase, sin embargo luego de las pocas entradas en el semestres, en su mayoría académicas, lo olvidé. Dejé huerfano un sitio que podría mejorar mi capacidad para escribir y que me permitiría ejercitarme en la consolidación material de mis ideas. Debido a esto, he decidido retomar este blog con seriedad y realizar mi mejor esfuerzo para que se convierte en un sitio digno.

Aunque yo sé que mis lectores son pocos y que más de uno me ha abandonado con justa causa, he decidido seguir adelante con este proyecto. Siento que es necesario rescatar este blog porque al mismo tiempo me rescataré yo como persona y además podré conectarme con algunas personas interesantes. De igual forma, deseo ingresar en la comunidad bloguera e informarme de ciertos aspectos. Quiero encontrar gente interesada en tópicos que sean totalmente de mi agrado, temas que no mucha gente habla. Quiero construirme como un ser digital, que puede estar conectado todo el día en las redes sociales y que además se nutre de éstas. Quiero que la gente me diga que escribo huevonadas y que me corrijan. Que me maldigan, que me insulten y que me sigan y me dejen de seguir.

Me comprometo a ser un bloguero desquiciado.

Esperen un cambio de imagen y escritos, no tan buenos, próximamente.

Un cordial saludo para todos o para ninguno.