domingo, 12 de julio de 2009

El perfume de la adolescencia


En una discusión sobre música me dijeron que todavía seguía apegado a la vieja vanguardia grungera de los años noventa. De acuerdo a mi respaldo a las bandas provenientes de Seattle y mi acérrima defensa hacía la poca valoración de los Pixies, el señor Angel Perea me definió como un joven que todavía se encontraba impregnado por el perfume de la adolescencia. Su respuesta fue un tanto agradable e inquietante. En ese instante, me reí y acepté el rótulo, pero luego de unos días de pensar no lo termine de digerir y rechacé el término.

Durante varios meses pensé cómo sería seguir en el perfume de la adolescencia y por qué yo seguía siendo ese eterno adolescente. Sin embargo, recordando sobre mi adolescencia me acordé de lo diferente que quería ser, pero que a pesar de muchos intentos no pude lograr.

En los duros días de ser un adolescente en la calurosa Barranquilla, escuchar rock era sinónimo de ser alternativo. Si no te vestías con las camisetas de Banana Republic, Armani Exchange o Polo y con los jeans Diesel, eras bastante raro para vivir en esa sociedad. A pesar de eso nunca me agradó vestirme de camisa tipo polo porque la mayoría de mis compañeros lo hacían y hasta algunos iban a Miami para terminar comprando las mismas camisetas que los demás compraban y de esa forma todos terminaban uniformados. No entendía como muchos se quejaban del uniforme del colegio si al final todos salían a la calle vestirse igual.

La locura por la etiqueta es un mal que aqueja a todos los barranquilleros y desgraciadamente es un mal de las clases medias y bajas . Para mi usar los jeans de una marca cualquiera y camisetas de bandas de rock era el mayor alivio ante ese fervor que desgraciadamente obnubila mi ciudad. Pero lo que nunca capté fue que por pensar de que me salía de dicho estereotipo estaba ingresando a otro.

Para salirme del plano más típico, intente llevar el pelo largo, usar Converse o en su defecto tenis malgastados. De igual forma, fui adoptando como refugio el rock, el cine y la literatura. Sentí que era especial cuando empuñe Técnicas de Masturbación entre Batman y Robin y lo devoré en un segundo. Fui adoptando de iconos a Cobain, Vedder y a Medina Reyes. Me decanté por la ciudad inmóvil de sus obras y me identifiqué con la situación.

Me sentía diferente porque mis temas de conversación eran sobre la luchas guerrilleras cubanas y sabía quién era el personaje de boina que todos los izquierdistas llevaban en sus camisetas o uniformes. Era el non-plus-ultra de mi promoción porque no sabía nada sobre la última batalla entre Peter y Silvestre. Sentía ser el único que adoraba el cine de Gondry y sus vídeos. Pero desgraciadamente no hice más que resaltar y subrayar otro cliché.

Desgraciadamente cuando caí en la cuenta de lo muy mainstream que era Cobain y que lo único valioso de su muerte es creer que se suicido para no ceder ante lo comercial, aunque es más probable que la depresión tan hijueputa que la heroína le produjo lo haya llevado a volarse la cabeza. Pero lo verdadero es que no hay nada más mainstream, clichesudo y esterotipado, que caer bajo alguna contracultura que ya ha sido absorbida por la cultura. Es decir, me provoca escozor pensar en cómo me creía de una raza diferente en esos años, pero lo que no soporto es ver cómo personas que hace rato dejaron los años de adolecimiento siguen pensando en la vigencia de esos iconos.

No puedo creer como algunos siguen adorando al Ché si no es más que un guerrillero que murió masacrado en los montes de Bolivia y no logró lo que Fidel si. Al menos Castro podrá morir en una buena cama, sabiendo que recolectó mucho dinero y que volcó a todo un pueblo a la miseria, mientras el gozó de las mieles del capitalismo y el dinero. Odio a aquellos que creen que la música underground siempre es la mejor y que lo comercial siempre termina acabando con lo bueno. Desafortunadamente lo comercial nos brindó, tal vez, la última contracultura que tuvo la música y fue el grunge en los noventas. Se llevo la música independiente de los ochenta a un plano comercial y de allí Nirvana, Pearl Jam, Sonic Youth, Soungarden y todas las bandas que las precedieron.

Comprendí porque a Medina le dicen: "El niño malo y genio de la literatura colombiana", porque pese a que sus obras son entretenidas y fáciles de leer, sus conceptos acaban por redondear la figura de aquellos que todavía siguen impregnados por el perfume de la adolescencia.

De todos modos no quiero salirme de la estela. Aquellos que seguimos escuchando Nirvana y viendo la última película, o mejor debacle, de Gondry continuamos con el espíritu a bordo. Sólo que simplemente aceptamos que vivimos en el mundo consumista del capitalismo. Y lo soportamos.

sábado, 11 de julio de 2009

Michael Jackson visitó Malambo

Es increíble las situaciones que pueden generar el morbo de las personas por aparecer en televisión o en los periódicos. Es decir, es casi asombroso lo que pueden conjeturar las personas para salpicar los medios, así sea una historia tan insulsa y absurda como una experiencia paranormal o 'parainventar'. A lo que me refiero es a lo que está sucediendo alrededor del fallecimiento de Michael Jackson.

Leyendo ciertos periódicos en línea me encontré con la noticia de la aparición del fantasma del cantante en su mansión de Neverland durante la grabación de un programa del señor Larry King. El video que circula por Internet acogido bajo el logo de CNN, supuestamente le otorga más credibilidad, enseña una sombra que pasa mientras una cámara hace una toma de un corredor de la mansión. Luego de unos días CNN salió a desmentir el hecho y hasta comprobó como esa sombra correspondía a un hombre del 'staff' del programa de Larry King. Sin embargo, la voces de la controversia no se han hecho esperar y el espíritu fuenteovejunezco tampoco. Ya han salido varios casos de personas que han podido contemplar el supuesto fantasma del artista, pero hay uno en particular que me llama la atención.




El hecho ocurrió en el corregimiento de Malambo cerca a la ciudad de Barranquilla en el departamento del Atlántico, Colombia. Lo más absurdo del asunto es la aparición del fantasma de Michael Jackson en dicha locación. Primero, porque Jackson nunca visitó el país o al menos no hay registro de eso. Segundo, porque si lo hizo fue debido a que se confundió de destino y sólo hizo una parada para ver cuánto más le quedaba para recorrer y tercero por qué se le apareció a una señora y no a los hijos de ésta.

Simplemente es increíble que el hecho se presentara en un pueblo tan remoto en nuestro país, además las noticias hablan de unas fotos que jamás han sido mostradas. Asimismo la señora Rocío Salazar explica en varías versiones los hechos de la aparición. Tal vez en la más clara de todas dice haber sentido un fuerte olor a formaldehído, hecho que me preocupa porque la presencia del cadáver del cantante es todavía un misterio. Tampoco se sabe dónde lo van a enterrar, entonces ¿será que lo van a enterrar en Malambo?

Es un hecho singular, ya que nadie sabe cuál va a ser el reposo final del artista. Y hasta le han extraído el cerebro para comprobar ciertas cosas sobre su muerte. Entonces cuál de las dos se la habrá aparecido a la señora Salazar, el cerebro o el cuerpo, es extraño. También la señora asegura que la figura comenzó a bailar como una sombra a sus espaldas y hasta sus hijos alcanzaron a tomarla con el celular. La verdad me asombra la rapidez conque los hijos tomaron el celular y pudieron grabarlo (deberían trabajar para el DAS). Por lo menos Jackson tuvo tiempo de hacer el moonwalking ida y vuelta. Y sí están rondando los vídeos de su último ensayo ¿por qué los de su último baile todavía no?

Es fascinante escuchar el relato de esta señora y mas fascinante aún creerlo. Sinceramente, no creo como su historia ha podido llegar a algunos periódicos e impensable que se asegure que el 'viejo Maicol' estuvo en Colombia. Ojalá se me hubiera aparecido a mí. Esta señora ahora quiere bendecir la casa y pide que no vuelve, yo en cambio pediría que se apareciera todos los días, de esta forma montaría un museo y cobraría la entrada para que todos pudieran verlo bailar. También vendería mi relato y muy probablemente, saldría publicado en todos los medios posibles y de esa manera, como está tan de moda Andy Warhol, obtendría mis quince minutos de fama.

Sigan creyendo en Papá Noel, en el ratón Pérez, en Vicky Dávila y en Uribe; y es muy factible que crean en el fantasma de Jackson.



jueves, 9 de julio de 2009

la elección, GRAN TORINO


Hace poco tuve la oportunidad de ver la película del famoso director y actor Clint Eastwood, Gran Torino. El filme dista mucho de The Changeling, aquel filme que estuvo nominado a los premios de la academia y en el que una famélica Angelina Jolie nos hace creer que es una madre desesperada. Sin embargo la intención no es aplastar el trabajo realizado en esa película, ya que la historia es brillante y su obtención más aún. La historia fue sacada de unos tabloides americanos de los años 3o y deja entrever lo podrido que puede estar la sociedad norteamericana bajo todo ese decoro que enseña. Tal y como sucede en el cuento Coleccionistas en la obra Shortcuts del escritor Raymond Carver, la película se convierte en la analogía del tapete que luce reluciente y limpio, pero que contiene la suciedad por debajo. Aunque nada refleja mejor lo horizontal que puede llegar a ser esa metáfora más que la película Gran Torino.

Lo que aconteció con este filme es similar a lo que ocurrió en su momento con Munich y Memoirs of a Geisha, la primera dirigida y la otra producida por Steven Spielberg. El director estadounidense nunca quiso otorgarle el puesto que se merecía su adaptación de los hechos ocurridos luego de la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972. La película cuenta con un gran elenco, es tal vez la mejor actuación del actor australiano Eric Bana, además es impecable desde todo punto de vista, y es totalmente valido compararla con el trabajo que hizo Spielberg con The Schindlers list; aunque sí se compara con la promoción y publicidad que tuvo Memoirs of a Geisha puede llegar a parecer vergonzoso. Es entendible que el propio Spielberg no quisiera hacer alarde de un filme que trataba una temática tan controversial, pero fue una pena que Spielberg no lo promoviera lo que conlleva a Munich a asemejarse un niño que es abandonado.

Ahora en cuanto a Gran Torino hay muchos aspectos a resaltar. El guión es contundente, justo y perfecto para el personaje central, Walt Kowalski. El retrato del orgulloso veterano estadounidense que añora los viejos valores y sentimientos por su país, que añora también la vida al estilo sueño americano, en la cual el suburbio prospera tranquilo. Pero que odia las culturas que permean el país y siguen manteniendo los retazos de su cultura, latentes en su cotidianidad. Ese desagrado al ideal de la nación adoptiva que se consolidó con la bandera de las barras y las estrellas. Convenida a contrastar con los valores invertidos y mezclados que se han establecido en la Estados Unidos actual. Suburbios que abren espacios a ghettos y etnias que seccionan una convivencia multicultural que nunca se ha podido lograr.

De la misma forma, hace parte el automóvil que le otorga el nombre a la película el viejo Ford Gran Torino de 1972. Un carro que representa a Walt Kowalski todos los honores que pudo haber ganado como combatiente en la guerra de Corea y el servicio a un patria como la americana. Igualmente, la fachada de la casa, el césped bien cortado y el garaje repleto de herramientas son el sinónimo del típico macho alfa suburbial. A la larga, Kowalski se convierte en un personaje tan bien redondeado que es increíble como sus parlamentos lo empalman de una manera gradual a la trama de la historia.

La historia es un enfrentamiento etnial que además colinda con lo social y cultural. El choque entre las etnias que terminaron en Estados Unidos para prosperar y que irónicamente, se encuentran encasillados bajo los mismos prejuicios y estereotipos. Es una lucha entre depredadores de oportunidades. Que son puestas en escena para colisionar con los viejos valores anglosajones. Es una interesante introspección al microcosmos del progreso en la sociedad de los barrios marginales de las ciudades estadounidenses.

En este sentido Gran Torino se erige como un buen drama repleto de argumentos palpables y verosímiles a cualquier espectador. Es posible imaginar y predecir el final y tal vez este filme se encuentre salpicado de los dramas hollywoodenses, pero éste no es más que un claro ejemplo de que hasta en las fronteras plásticas de la industria cinematográfica se hace buen cine.


domingo, 24 de mayo de 2009

Xeromonio

Atascado en la borrasca de la noche,
ingenié el soñar contigo,
así mi desnuda entidad tuvo su derroche,
pero el ser que me sedujo, me dejó confundido.

No soporte el despertar solo y lúcido,
cuando la euforia se quedó impregnada,
en el humus de la inocencia,
que había logrado preservar,
durante los breves años de mi existencia,

Así olvide la sonrisa del encanto juvenil,
perturbado más que todo por la hambruna carnal,
infiriendo en mis actos y corrompiéndolos,
haciéndome ver la suntuósidad con que estaba viviéndolos.

Posesioné las heces de la lujuria en tu haber,
cargué con la culpa de los movimientos cohibidos,
solo y endeble a cualquier placer,
bebí tu ser,
encargándome de que nuestra pasión fuera algo inhibido.

Solo así disfruté más que nunca el elíxir de la vida,
exprimiendo sin consumir la savia del fruto prohibido,
y descargando por fin toda esa energia que se encontraba sumida,
en todo lo que para ambos representaba la fuerza de la líbido.

En la drástica somnolencia me purgué con el culposo sentimiento,
con el que la fricción de nuestros cuerpos habían celebrado,
en aquella hora transité en lo más profundo de mis pensamientos,
y pude amainar el devenir del arrepentimiento recordando lo logrado.

Por: Guillermo Palacio Mariño

miércoles, 13 de mayo de 2009

El envejecimiento global

Se estima según ciertas fuentes científicas que para el año 2050 la población mayoritaria en el mundo sobrepasará los 60 años, es decir la mayoria del mundo será viejo. Observando algunas de las características del mundo actual y comprobando que los señores mayores de 60 años son despreciados por la mayoria de lo que acontece en el mundo social, políticó y económico. Me preocupa ver como las personas de edad se sienten obsoletas y rezagadas ante la sociedad, es increible como se convierten en cadáveres andantes para algunos y no se les tiene en cuenta. Por lo tanto, asimilando que la adolescencia nació del "Baby boom" de la posguerra, se me ocurriría que de pronto la situación de la vejez cambie con los años cuando la piramide demográfica se invierta. ¿Qué pasará con los jovenes de esa epoca? ¿Será que se creará una nueva etapa en la vida, como una especie de adolescencia tardía?
Esta es mi preocupación porque no quiero llegar a la vejez y ser relegado como a las personas ancianas que observo hoy en día.

lunes, 27 de abril de 2009

Los imaginarios urbanos de una exposición


Imaginarios urbanos de Armando Silva. Esa era la obra que no se suponia debía ver, sin embargo arribé al museo y pregunté por la exposición de los vídeo-arte o vídeoclips. La recepcionista de la Biblioteca Luis Ángel Arango se extrañó y me explicó cuáles eran las exposiciones que se estaban presentando. Una de ellas era sobre la Amazonía, la otra era sobre un tal Armando Silva.

Lo primero que leí fue el tag de la exposición, estaba ante los Imaginarios Urbanos. Dicho concepto apela a lo subjetivo y la perspectiva que tienen los transeuntes de una urbe, de ella misma. Evocando en mi memoria me acordé del imaginario que va creando una persona que no reside en su ciudad natal y desea volver a ella. En la cabeza se van gestando imagenes sobre ella y hasta uno comienza a recordar elementos que la rutina mostraba como inocuos. A veces la idealización de aquel espacio anhelado genera sentimientos muy diferentes a los que se gestaban cuando uno era un habitante más.

Al contemplar las fotos de una Bogotá que todavía no conozco, me acuerdo de la ciudad acartonada que algunas novelas emulan, asimismo me acuerdo de lo regional y criollo que se ve reflejada en los documentales de Telecaribe. Entonces entiendo que esos pedazos de ciudad que me enseñan los vídeos son de una Bogotá que nunca conoceré. Contempló ahora, las imágenes de Sao Paulo, Buenos Aires, Montevideo y Santiago. Son lugares que no conozco, pero que cuando observo en la proyección espero conocerlos tal cual aparecen. Es extraño, pero ¿será que un turista virtual puede generar imaginarios urbanos?

A mi me sucede a la inversa, palpo tanto mi ciudad que a veces me olvido cómo son los lugares. Me hace mal estar lejos de mi ciudad, más aún el hecho me obnubila. Ya que uno se acostumbra tanto al espacio en que vive, que al momento de volver a casa los defectos que antes pasaban desapercibidos se magnifican. Es decir el imaginario que creo lejos de Barranquilla choca en el mismo instante en que vuelvo a ser arropado por los vientos Alisios.

En la fría capital obtengo el verde del paisaje incluso en los sitios más cementoides de la ciudad, se aprecia un frondoso árbol o una zona verde. En Barranquilla eso no acontece, el verde de la Arenosa se derrite con el calor y la humedad. Los parques se convierten en reposaderos abandonados en donde las pocas zonas verdes se resumen a la maleza que crece entre los adoquines.

Imaginarios urbanos, un concepto nuevo. Los flanneurs idealizando el espacio en donde se desplazan y 'dándole palo' a las dinámicas que la misma ciudad inserta en ellos.

La exposición me cogió fuera de lugar, debo admitir. El ambiente gestado en esa sala de la Biblioteca es un poco denso y la vez incómodo. Me percaté de que una pareja se había citado en la exposición. Me encontraba sentado frente a una pantalla de computador mientras los dos 'seudo amantes' se sentaban en pantallas diferentes. "Yo miro aquí y tu allá, despues intercambiamos rollos ¿dale?", le dijo la mujer a su acompañante.
El tipo se pusó los audífonos, se sentó y comenzó a mirar superficialmente dos libros de Armando Silva. Por la expresión en su rostro, espero que la segunda parte de la cita haya sido más interactiva.
Mirando a la pareja, caí en la cuenta de que todo el mundo es un vídeo constante. Las personas que estaban en la sala conmigo eran un hipervínculo hacía otro mundo. Los vídeos seguían su loop y a pesar de observar por veinte minutos un medio-metraje en portugués, encontré divertido observar a todos los que se acercaban. Un niño me preguntó si sabía inglés, le negué con la cabeza para seguirle el juego, pero termine jugando solo. El niño se fue y volvió para decirme. "Si no entiende por qué sigue viendo".

Me sentí regañado y observe el vídeo de tres minutos sobre Bogotá realizado por Silva. En ella se hablaba del miedo que genera Bogotá. El miedo a salir de noche, el miedo a estar caminando solo y todos los demás miedos que un transeúnte puede gestar de su ciudad. El vídeo llegaba a una sección en donde se hablaba sobre el cartucho, era algo viejo. Miré la fecha, año 2000. Un indigente hablaba en inglés sobre las drogas. Sentí un jalón en mi jean y el niño estaba otra vez mi lado. "¿Sabe qué idioma es esé?" me preguntó. "El lenguaje del miedo", le dije y me alejé.

El siguiente vídeo me impactó muchísimo. Un rostro era dibujado en agua. Esa escena me acordó a la práctica o arte oriental que se lleva a cabo en los parques, en donde los artístas dejan sus obras sobre las placas de cemento del piso y éstas se van secando con el sol. La obra sólo existe por unos segundos, la materialidad del autor termina por ser efímera pero la intención perpetua.

El vídeo me hipnotizó e intente capturar el preciso momento en que el vídeo se repetía. Una joven a mi lado dijo: "Ay, mira lo pinta una y otra vez". Le devolví una sonrisa, pero en mi interior opiné diferente, pués para mí no era sino un vídeo que se repetía. Regresé a mi infancia cuando intentaba encontrarle el truco a los magos, aunque éste no lo pude descrifrar. La mano pintaba más de una vez. No se especifícaba la duración del vídeo.

Durante todo ese tiempo que estuve en la sala intenté gozarme la exposición pero las personas que me rodeaban me cohibían. Escape del fogaje humano de la pequeña sala y salí de la Biblioteca. Mientras iba caminando me acordaba del rostro dibujado con agua y miraba la dínamica del centro de la ciudad de un sábado por la tarde. Me monté al bus y luego de tanto meditar llegué a una conclusión, de pronto la niña tenía razón. Tanto las dinámicas como los imaginarios se pintan una y otra vez, unos sobre otros.






miércoles, 25 de marzo de 2009

el elefante de Van Sant


El estilo de Gus Van Sant gusta y disgusta. Lejos de haber filmado el guión de Matt Damon y Ben Affleck y haberlo constituído en una gran película, se esconde el descalabro que significó la re-grabación de Psicosis. Ese filme reencauchado que vino a remedar lo mismo que hizo Alfred Hitchcock, incluso el orden y los planos, que eran totalmente idénticos a los de la película originaria. Pero en esta ocasión Van Sant deleitó al público con un excelente idea titulada Elephant.


Los planos largos y bastantes subjetivos parecen ser aburridos para algunos, el mutismo que ronda la vida de ciertos personajes es inocuo para la creación de un punto de quiebre en la trama. Aunque más allá de todos esos recursos y técnicas que el director utiliza, lo fundamental es sentirse dentro del ambiente de aquel colegio estadounidense. El pueblo suburbial típico norteamericano se refleja en esa entrada en donde un automóvil intenta ser conducido en línea recta por una calle otoñal. Asímismo los padres descarriados que se convierten en hijos de sus hijos, y la indirecta que se introduce por la falta de atención y las consecuencias drásticas que luego suceden.


Los padres que no se interesan por sus hijos; muchachos desatendidos que simplemente quieren jugar a matar gente. Y la materialidad que permite el mundo adolescente en otros jóvenes que se burlan, sin escrúpulos de los demás.


Lo formidable de la película es el retrato que se hace del colegio. Los personajes son los precisos y los exactos. Son los arquetipos de cualquier colegio; están los "niños bonitos" de la sociedad estudiantil que son atletas y conquistan a todas las chicas; los alternativos que no se mezclan con los otros pero que tienen una capa de sociedad que los ampara; las niñas plásticas populares que van juntas a vomitar al baño; el ratón de biblioteca que no le habla a nadie, y por último los rechazados que no encuentran un lugar de identificación en ninguno de los arquetipos.


Elephant sabe cómo moldear los sucesos, es más lo plantea de una forma en que la crítica es casi que epidérmica y no se exaspera en el amarillismo de otras producciones que también quieren protestar ante estas masacres. Los diálogos son pocos porque no se necesita inventar toda una trama alrededor de algo que surgió de un evento tan cotidiano como asistir al colegio. Aquí no hay profecias, ni héroes, ni aditamientos, ni nigún otro elemento para enardecer la trama.


Van Sant lo único que hizo fue recrear como el creyó que fueron los hechos. Le inventó unos nombres y unas características a las personas que fueron participes de la Masacre de Columbine y las plasmó en la pantalla. Sin embargo, ese aspecto es lo más grande de la película, tal vez muchos se hastíen por la poca acción al principio, pero imagínense cómo era un día suyo en la escuela.


Al final sólo queda como aspecto reflexivo el título de la película; a veces en la cotidianidad y en la rútina hay problemas que se ignoran, pero que son tan grandes como un elefante dentro de un salón de clases.

lunes, 23 de marzo de 2009

Una metáfora interesante


Para reflejar la caída del muro de Berlín hubiera sido interesante observar el contexto y las situaciones que acontecían en la Alemania de esa época, pues era el epicentro de la muerte del comunismo del siglo XX y además el derribamiento del muro era simplemente el epitafio que los alemanes le otorgaban a ese suceso. Hay excelentes filmes sobre ésto, sí se hubiera querido mostrar material alusivo a ese hecho hubiera preferido ver filmes como Adios a Lenin, que enmarca una situación peculiar en donde un hijo debe pretender que la franja de Berlín sigue erigida en la ciudad para que su madre no empeore en su enfermedad, prefiere no alterarla y por ende decide, por medio de ciertas peripecias, conservar esa consigna a su madre. También, aunque podría ser muy subjetivo y aburridor para el resto de los compañeros de clase, me hubiera gustado observar el concierto de Pink Floyd de The Wall del año 1990, y analizar lo teatral de la banda que se convierte en una metáfora interesante.


Sin embargo, observamos el filme de James Cameron Mitchell, Hedwig and the angry inch. Sinceramente, me parece una idea genial y una historia conmovedora. Además de escribir un musical con base en la historia de una niñera alemana que Mitchell tuvo en su infancia, y que al mismo tiempo era prostituta, él mismo se ha encargado de ser un feroz defensor de los derechos homosexuales y sus temáticas siempre apuntan a generar un espacio de aceptación entre el publico heterosexual. El choque que genera para los heterosexuales el contemplar la historia de Hedwig puede ser un arma de doble filo. Hay quienes entienden y respetan lo que sucede en la vida del personaje, del mismo modo se conmueven con el recorrido que debe hacer el artista para llegar a una felicidad inalcanzable. Como también hay quienes aborrecen desde el primer segundo en que observan al personaje y se asquean cuando comprenden el rótulo de Angry inch.


De igual modo, esta situación es totalmente, opuesta a la que se quiere tratar con lo del muro de Berlín. Así como no me agrado la historia de Los Soñadores de Bertolucci, sí estuve muy de acuerdo con la coyuntura del filme, porque a pesar que la película transcurre dentro de un apartamento, se alcanza a palpar los que está ocurriendo en la calles de la Paris de 1968. En está película no sucede, porque la unica coyuntura que encuentro es la analogía de la primera canción en donde su cuerpo es como la Alemania del muro. Asimismo no le encuentro más porque el homosexualismo viene abriéndose campo desde los sesentas y no le encuentro un porqué a dicha situación con la conmoción que se vivió aquel 9 de noviembre de 1989.


Pero al decir todas estas cosas no quiero desacreditar la buena labor del director y actor, James Cameron Mitchell. El músical es bastante interesante y la historia muy peculiar, le encuentro semejanzas con el trabajo hecho por Pink Floyd con su película The Wall, porque el recurso de las animaciones para enverdecer la trama es algo muy recursivo y genialmente audiovisual. Otro aspecto que me llamó la atención fue el clímax del drama cuando Hedwig y Tommy se chocan en el auto, desde ese punto todo comienza a ser difuso y confuso como si se le dijera al espectador que terminara la historia en su cabeza, puesto que es abstracto. Hedwig alcanza el éxito y se convierte en la cantante famosa que quiere ser. Al mismo tiempo, se corrobora la relación previa que tuvo con Tommy Gnosis, pero al final las dos caras que estaban separadas en su tatuaje se juntan para demostrar la integridad de Hedwig.


A mi básico entendiento, Hedwig y Tommy eran la misma persona, los choques y virulencias de la trama que suceden sólo transcurren en la mente de Hedwig y el choque con Tommy es la disputa entre lo comercial y el valor artístico de su obra. Al final Hedwig es como Narcisso y Pigmaleón en un solo paquete, uno se enamora de sí mismo y el otro de su obra. Así acontece con Hedwig quien se enamora de su alter ego y de su obra en definitiva. Al final se ve al cantante frente a una audiencia mientras se mira con Tommy, en la escena siguiente camina por un callejon solitario y oscuro, es entonces cuando su tatuaje permite entrever lo que realmente acaece.


Muy buena la película, no obstante hay mejores para reflejar los sucesos de finales del año 1989, y de Mithcell también hay otra excelente pelicula que refuerza su tematica de los tabúes sexuales y homosexuales que se titula Shortbus. A pesar de que me pareció buena Hedwig and the angry inch, recomendaría verlo en su formato original de músical, y Shortbus es, a mi modo de ver, la ópera prima de este gran autor.

jueves, 19 de marzo de 2009

Muerte al Yuppie


Psicópata americano es el mejor retrato que se pudo hacer de una década como los años ochenta, es a la vez la versión encarnizada y humanizada de aquel Charlie Sheen en la película Wall Street, y la acepción de una problemática que alcanza nuestros días, como la crísis económica. El personaje de Patrick Bateman es simplemente, una confirmación de las teorías tecnológicas de Marshall McLuhan y el cumplimiento de lo cyborg que el autor estadounidense Phillip K. Dick, viene planteando desde hace unos cuarenta años.


"La década de los ochenta fue la del guayabo", se dice por allí. Se venía de una decada inquietante como los sesenta y otra década pachanguera como los setenta, entonces se cayó en la peor resaca social vista jamás, conocida también como la ultraderecha conservadora. Las personas que crecieron en hogares difuncionales o hippies deseaban dejar a un lado esa faceta para convertirse en algo totalmente opuesto a lo que sus padres eran. Sí uno se percata las series de televisión de los ochenta mostraban visos de esta situación. Hasta el mismo Bateman en una de sus charlas con sus amigos sobre el ex-presidente Ronald Reagan plantea la posibilidad de los viejos valores, los cuales se plantean pero se desvirtuán en el momento de la práctica.


El show de la familia Cosby reflejaba los valores de una familia de etnia negra que intentaba asemejarse a lo que más se pudiera a cualquier familia blanca norteamericana. Muchos le creyeron a Cosby semejante formalidad, aunque fue la actriz que interpretaba a la hija menor quien decidió salirse de esos cánones para demostrar las forzadas conjeturas de la serie, al cambiar su imagen luego de su adolescencia y posar desnuda. Asimismo, Lazos familiares en su introducción mostraba las fotografías de los padres hippies sesenteros pero terminaban en las de los hijos. El mayor de ellos, interpretado por el actor Michael J. Fox, no era sino un yuppie en potencia esperando a salir al mundo laboral.


Los yuppies fueron el virus de los ochenta y más aun el cumplimiento de presagios orwellianos y huxleyanos. La tecnologia brotaba del hombre desde sus manos y se apoderaba de éste, pero no para los fines de optimización humana, sino para convertirlo en un máquina sin sentido. El director James Cameron estrenaba en el año 1984 una película muy famosa titulada, Terminator hecho totalmente analogico para analizar a Bateman, porque qué diferencia puede haber entre los dos. Uno mata por trabajo, y el otro no trabaja por matar.


Ambos son máquinas, entes que vagan por el mundo aprovechándose de sus capacidades para demoler a los seres humanos que se van encontrando. Bateman es una máquina metrosexual sin sentimientos. Solamente, expresa su odio y envidia a través de los homicidios, y demás actos retorcidos. Parece como si ese vacío que tiene en su vida lo llenara solamente de música y de asesinos en serie a quienes adora como dioses. Además la minuciosidad conque detalla a las personas desde su ropa, la marca y el estilo de ésta me recuerda el escaneo que hace la máquina Terminator de sus víctimas, que sólo con observarlas y registrarles el rostro las identifica. Así sucede en la sociedad de esta película en donde un estilo de gafas y un vestido Armani permiten identificar a una persona, y por eso se dá pie a identificar a la persona incorrecta. Es increible como una marca y un estilo son la cédula de alguién, en la desfachatez humana en que viven estos personajes.

El filme es una reflexión hacía esa vida yuppie de la cual muchos hemos bebido en estos días. Uno como espectador siente escozor por contemplar hábitos que se nos hacen familiares, ya sean el gusto por la buena comida, el implemento de lo último en técnología o identificarse con aspectos como la metrosexualidad y el culto al cuerpo. Es un choque que intenta repeler una identificación con Patrick Bateman, pero creo que es imposible, ya que es muy díficil no compartir varios aspectos sí se proviene de una generación nacida durante esa década.


Al final de la trama, la mente le juega al protagonista anti-héroe una mala pasada y uno se puede percatar de lo enfermo y lo sinvergüenza del capitalismo conservador de los años ochenta. Ese que nos está pasando una cuenta de cobro en la actualidad y que ha permitido que los yuppies contemporáneos se convierten en esclavos de su propio crédito. No obstante, la película no nos enseña eso, sino mas bien lanza una advertencia de lo sobre humanos que nos vamos convirtiendo con cada generación y de lo importante que es contrarestar las viabilidades o facilidades que nos otorga todo aquel sistema que nos rige.

lunes, 16 de marzo de 2009

Los ideales de una generación


Revolución, masas, inconformidad, ansías de cambiar el mundo; y la respuesta se hace esperar. Sí se mira hacía los ochenta, tal vez hasta los noventa, la pregunta sigue siendo, qué carajos nos quedó de aquella década revoltosa y ampollante. De seguro, es fácil entender por qué esa generación vitoreaba y se cuestionaba todo. No debe ser sencillo ser gestado en una época post-guerra. Tampoco sería facil, herir el orgullo europeo y contemplar el engranaje del imperialismo estadounidense, luego de la segunda guerra mundial. Es por esta razón que mi generación y la que venía antes son tan pocos revolucionarios desde el punto de vista de los ideales.


¿Ideales para mi? no son más que una faceta adolescente, debo aceptar que crecí amparado bajo el final de la guerra fría, no me acuerdo de cuando el muro cayó; es más no me acuerdo ni de cuando estaba el muro. Nací a finales del año 87, mi conciencia despertó en los noventa, y lo único que conocí fue el terror del narcotráfico y una selección Colombia de fútbol que tocaba el cielo. Quería ser bombero y patear un balón; una balacera y un muerto eran cosas rutinarías. Recuerdo haber presenciado un enfrentamiento entre sicarios y escoltas mientras mi papá me halaba hacía adentro de su viejo Renault 21. Pero no recuerdo la inconformidad de algún aspecto político, de pronto, lo más grave para mi, fue no tener un pasaporte foráneo para poder pasar por la inmigración de otro país mas rápidamente. Pero ni siquiera mi padre me implantó sus ideales o los que habia borrado en el preciso instante en que el mundo laboral y capitalista los habia absorbido.


La adolescencía fue el pico. Las lecturas de los futuristas pesimistas me fueron creando una capa seudo manifestante, pero no fue sino revisar los hechos históricos para percatarme que nadie habia logrado nada. Asimismo, me encontré calcando las mismas situaciones que generaciones pasadas. "La música rock se murió," dije cuando conocí a Nirvana un poco tarde, tenía trece años y Kurt Cobain se había suicidado siete años atrás. De la misma forma, Lester Bangs había pronunciado el obituario del rock, incluso antes que el rock progresivo de Pink Floyd explotara. No creía en la literatura nueva, ni en las peliculas nuevas, para mi todo lo recalentado era mejor que lo que estaba ocurriendo.


Fui creciendo alejado al mainstream de mi generación y pretendí haber crecido en otro año. Quise nacer en los sesenta y poder vivir en el punk de los setenta, después quise haber nacido en el año 77, cuando mis padres se casaron; me imaginé grungero. Me imaginé contemplando la caída del muro de Berlín como cuando contemplé la de las torres gemelas, como también aborreciendo la plasticidad de los ochenta y su mirada ultraconservadora. Me imaginé con los jeans rotos y el pelo largo, con botas Dr. Martin y una rumba roquera en el mítico bar, La membrana de Bogotá. Así como tambíen me imaginé llorando aquel 8 de abril de 1994; e intentando acrecentar mis ideales con los videos de Pearl Jam y Soundgarden. Sin embargo, son emulaciones de épocas que no viví.


Mi generación fue aburrida. No hubo una contracultura de dónde agarrarse y nos tocó rencauchar todas las tendencias pasadas. De eso vivimos, de tendencias y estilos. Nos tocó el ipod para escuchar las viejas canciones de Hendrix y Clapton. Desgraciadamente no tuvimos la fortuna de intercambiar acetatos. Asimismo, a las chicas les quemábamos cd´s y no les recopilábamos la música en casettes de dos lados. No tuvimos que ahorrar para comprar un albúm, es más ya no escuchamos un albúm completo. Los albumes de fotos dejaron de existir y ahora el facebook reemplaza las memorias que en otros tiempos eran tangibles. A fin de cuentas no me siento parte de una generación que se encuentra digitalizada y me entran aires de nostalgía por lo análogo que era la cotidianidad, como lo muestra Bertolucci en su película.


Ahora se vive del vintage, de la recopilación y de la alusión. Así como el filme Wall-E hace un espléndido homenaje al cine mudo y a los musicales, la pelicula Los Soñadores recuerda una epoca en la cual se podia soñar y jugar a cambiar el mundo. Theo tiene sus ideales, aunque no sean de su mera convicción. Mathew, huye de su contexto, pero encuentra coyuntura en una Francia que no tolera la guerra de Vietnam, en cambio, él simplemente no tolera la violencia. Michael Pitt no deja de recordarme al Cobain de Van Sant, y la hermosa Isabella es el cliché de la femme fatale, una mujer hermosa y extraña capaz de hacer ceder los instintos de cualquier hombre.


La última escena es lo mejor de la pelicula, cuando Mathew huye. Él se aleja de una problemática que lo permea y que también permearia a su país con las luchas raciales y el hippiesmo. Pero no sólo él huye, sino todas las generaciones que lo siguieron. Al fin y al cabo el capitalismo acabó con nuestro juego de ideales y contracultura, acabó con todas ellas, las terminó adheriendolas a sus mercados y cesaron las identidades generacionales. Porque qué nos queda ahora. ¿por qué lucharíamos los de mi generación?

lunes, 23 de febrero de 2009

Artículo sobre las tildes


Encontré este artículo en la revista Semana muy interesante y que le debería interesar a todo futuro editor:

Sin tilde
Los jóvenes de hoy no tienen ortografía. Muchos le echan la culpa a las nuevas tecnologías, pero el verdadero problema está en el aula de clase.
Sábado 21 Febrero 2009



No es lo mismo revólver que revolver. Pero eso a los jóvenes de hoy, a la hora de escribir, parece tenerlos sin cuidado. Hay consenso entre los padres de familia, los profesores y expertos en la lengua acerca del desprecio de la juventud por la ortografía. El problema no se limita a las tildes, que para muchos alumnos son "una mamera", sino a la confusión con la C, la S y la Z, y el uso de la H. "Escriben cosas como 'eso no se ase' o 'ay situaciones', lo cual es terrible en un universitario", señala la docente Marina Camargo. El problema continúa cuando empiezan a trabajar como profesionales. "Pueden tener un MBA y todavía no saben qué es una palabra aguda o esdrújula", afirma Fernando Ávila, autor de Gramática para Dummies. "Algunos escriben todo en mayúscula para no tener que poner las tildes", algo que se usaba en los tiempos de la máquina de escribir, pero que hoy está mandado a recoger.
La mayoría cree que este problema ha sido ocasionado por el chat, el mensaje de texto y el e-mail, medios con los cuales los jóvenes abrevian palabras: escriben 'k' en lugar de 'que' y emplean símbolos como TKM para decir 'te quiero mucho'. No obstante, los expertos consultados opinan que la red no es la culpable, aunque algo puede incidir. Para ellos, los jóvenes saben reconocer el contexto en el que hablan y ajustan el código a cada situación, de la misma manera en que una persona de hace 50 años escribía un telegrama diferente a una carta. Además, señalan que esa forma de escribir los diferencia de los adultos. "Por eso no debería alarmarnos la manera como escriben por Internet. Lo preocupante sería que presentaran un texto formal de la misma manera en que escriben un chat", dice María Bernarda Espejo, docente e investigadora del Instituto Caro y Cuervo. Las nuevas tecnologías influyen pero de otra manera. Una es el mal uso del corrector de ortografía del procesador de palabras, herramienta en la que se recuesta hoy casi todo el mundo para corregir un texto. Ávila señala que esta ayuda es maravillosa en ciertos casos, por ejemplo, cuando la persona escribe 'ilución' y no 'ilusión'. Pero en otros, puede pasar por alto una tilde que cambia el sentido de toda la frase, porque reconoce el vocablo como correcto (como en el caso de 'médico' y 'medicó'). Lo mismo sucede con palabras homófonas que se escriben diferente, como 'casa' y 'caza' (en español americano). Una investigación del Ministerio de Educación en la que tomaron una muestra de los relatos suministrados por estudiantes a un concurso de cuento mostró que "los estudiantes dejan la revisión de sus textos al computador, por lo cual incurren en errores de contexto que distorsionan el sentido", afirma Mónica López, directora de calidad del Ministerio de Educación. Aunque hay una correlación entre la mala ortografía y no leer, el problema de los estudiantes de hoy tampoco se debe sólo a la falta de lectura porque "para una correcta ortografía se necesita también tener memoria gráfica. Hay muchos que no la tienen y son buenos lectores", enfatiza el profesor Cleóbulo Sabogal, jefe de información y divulgación de la Academia Colombiana de la Lengua. Tal vez lo que más ha incidido en la mala ortografía de hoy es que la enseñanza de las normas ya no se hace de manera tan insistente como en épocas pasadas. Según Rosa Julia Guzmán, directora de la maestría en pedagogía de la Universidad de la Sabana, con la metodología constructivista, mediante la cual el sujeto construye el conocimiento, se forjó "una tendencia a no enseñarla porque el profesor, erróneamente, supone que el niño la va a aprender solo", afirma Guzmán. Agrega que los docentes no saben cómo se enseña el tema. "Lo único cierto es que no es un asunto de simple repetición", explica.Por último, el estudio del Ministerio de Educación mostró que la escritura se está viendo como un producto final y no como un proceso, lo que implica que los jóvenes de hoy no revisan sus textos para reescribirlos sino que los entregan de una vez. Según López, los resultados del estudio del concurso de cuento servirán para poner correctivos y poner más énfasis en el aula de clase, pues el estudiante debe conocer los límites de las herramientas de corrección de las nuevas tecnologías. Y entender que, más que un irrespeto con el lector, el problema de no escribir con las normas ortográficas es que el sentido del mensaje que quieren enviar podría tergiversarse y ponerlos en aprietos.


Tomado de http://www.semana.com/noticias-vida-moderna/tilde/120985.aspx

Un lunes negro de carnaval

Odio madrugar un lunes de carnaval, sabiendo que en Barranquilla muchos todavía siguen bebiendo desde la noche anterior. Odio no estar gozando de la fiesta. Odio tener que observar la neblina en los cerros mientras voy montado en el bus. Odio no contemplar el sol sobre el cielo ribereño de mi ciudad. Odio mirar el reloj y ver pasar los minutos con retraso. Odio tener conciencia entre el día y la noche, me hace falta la parranda continua, me hacen falta mis cuatro días de carnaval.
También me molesta el magro sabor de la rutina y me duele la ausencia del fervor y la felicidad del pueblo 'quillero'. El café de esta mañana no me sabe a ron, ni siquiera el pan me supo a bollo e' yuca, y el almuerzo está distante del sabor de una butifarra para levantar el ánimo y una picada de chicharrones para espantar la borrachera. En Bogotá estoy embriagado, pero de tristeza. Los ecos del carnaval se cuelan por todas partes. Se ensañan en las vallas y hasta en las ofertas de las supermercados, pero de qué sirve tal publicidad en una ciudad en donde no hay carnaval.
Durante estos días me convierto en un cachaco con mirada despectiva hacia la Costa Norte colombiana. No me interesan las noticias, ni los paneos de una cámara en los desfiles, no me interesa hablar con mis amigos, ni siquiera contestar el celular. Descuelgo el teléfono cuando arribo al apartamento y no abro los mails, ni leo los mensajes dejados en facebook. Me exilio de mi tierra por unos dias y al contrario de Joselito revivo el martes de carnaval para preguntar por el guayabo del cierre de las festividades.

lunes, 16 de febrero de 2009

Paseo a la galeria CASAS-RIEGNER


Estuve ausente la clase en que se entregaron las coordenadas para realizar el trabajo de la teoría situacionista, sin embargo cuando arribé a la ciudad me enteré sobre la actividad que se debía realizar y mis compañeras tenían un bosquejo del video. La idea era recorrer un trayecto de tal forma que el azar y las diferentes variables que un paseante normal se encuentra en el camino, generaran una situación. En este sentido, mis compañeras habían escogido la óptica que brindarían unos niños si ellos hicieran el recorrido y visitaran la galeria. La pregunta que surgió fue: ¿Cómo observa un niño el mundo caminando y qué contemplaría en una galeria?


Los niños escogidos fueron los hijos de nuestra compañera Andrea. Lucas que tiene cinco años y Matías, cuatro. La intención era hacerlos caminar desde la guarderia de Matías que está ubicada a una cuadra y media de la galeria Casas-Riegner. La hora escogida fue las 2:30 pm, ya que es el momento en que Matías sale de la guarderia y Lucas ya ha llegado del colegio y ha almorzado. En este punto sabíamos que queriamos a los niños filmando, pero no teníamos la menor idea de cómo ibamos a editar el material, ni qué música añadir. Nos confiamos de generar las ideas luego de ver las grabaciones.


Matías salió de la guarderia y afuera lo esperaba el grupo con Lucas. Lo peculiar fue observar la salida de los niños uniformados y un pequeño Superman abriendose paso hacia su mamá. En ese instante le entregaron las cámaras a los niños y les explicaron el concepto de la filmación. Ellos iban a caminar cuadra y media hasta la galeria e iban a filmar lo que quisieran. En total, habían cinco cámaras, las distribuimos de tal forma que se pudieran tomar fotos y otros videos para poder contrastar con el video.


Los niños salieron y encendieron sus cámaras, el primero que arrancó fue Matías y Lucas lo filmaba desde atrás. No obstante, hubo un descuido por parte del grupo y el pequeño Superman salió volando hacia el piso. La cámara de Lucas pudo grabar el preciso momento en que ocurría el accidente, pero la cámara de Matías se disparó y cayo en el piso borrando los segundos que el pequeño había grabado. El accidente, tuvo un poco de ayuda para la actividad porque nos dio unos visos de lo que podia ser el video. Además demostró el azar, yo pienso que en su máxima expresión.


Luego de este accidente corrieron unos segundos en que la cámara de Lucas dejó de grabar y ésto no se pudo percatar sino unos segundos después. De igual forma, Matías se fue en los brazos de su mamá y grabó todo desde esa perspectiva, lo que nos brindó tanto la mirada de un niño caminando como la de uno en brazos. Y más adelante, se grabó desde otro punto de vista cuando durante el recorrido pasó a estar en hombros.


Algo que llamó la atención de Lucas fue su curiosidad con las cosas. Como por ejemplo si había una reja introducía la cámara por las aberturas o si había un hoyo en la pared, igual. También grabó todas las motocicletas que pasaban o se encontraban parqueadas y le gustaba enfocar a los transeúntes que iban caminando o estaban parados en la calle.


Una vez se llegó a la galeria, Matías se bajó de los hombros y como sentia unos calambres se arrodilló y comenzó a arrastrarse en rodillas por todo el lugar. Grabó unas esculturas y unos cuadros desde lejos, aunque en algunos se acerco un tanto. Lucas en cambio, se acerco a grabar todo lo que pudo. Fue más quisquilloso y hasta filmó los videos de seguridad del guardia. Mas aún intentó subir para grabar unas flores que estaban en el descanso de la escalera, pero el guardia se lo prohibió. Igualmente, le fascinaron unos dibujos de motocicletas, pero como estaban tan altos para su estatura, dejó a la cámara a un lado y se empinó para contemplarlos.


Matías se acercó mucho más a las obras cuando se juntó con su hermano. Llegaron a tocar una exposición de plumas y se les tuvo que advertir. Y entre los dos se enseñaron lo que más les había gustado.


Una vez se terminó de grabar el grupo se reunió para descargar todas las grabaciones. Cuando se pudo contemplar todo el material que se tenía, entonces se decidió que el video iba a parecer un videojuego y que se aprovecharía el accidente de Matías. Al mismo tiempo los niños hicieron el dibujo del mapa de su recorrido, claro está, con la asistencia del grupo y al final se editó el video y quedó como se pudo observar en la presentación.

Fui testigo de un maestro


A muchos artistas no les gusta ostentar el rótulo de maestro. A pesar de llevar varias obras consagradas dentro de un medio y de contar con aspectos novedosos e importantes dentro de algún campo, muchos se rehúsan a ello. El mismo periodista español, Ramón Chao, demostró su desagrado en un conversatorio con José Alejandro Castaño, el ex editor general de El Heraldo. Chao corrigió a Castaño cuando éste se refirió a él como maestro y le contestó de una manera graciosa que los únicos maestros se encontraban en los colegios y universidades. Sin embargo, no concuerdo con el señor Chao debido a que durante el Carnaval de las Artes tuve el honor de contemplar a un maestro de la música. El flautista Johnny Pacheco.

Tal vez, lo mejor que tuvo el festival, desde mi perspectiva, fue la noche del jueves 5 de febrero. Ya que en un mismo escenario se reunían los orgullos musicales más importantes de Republica Dominicana. Pacheco consagrado en el ambiente de la música charanguera y uno de los gestores del termino salsa acuñado durante la década de los sesenta. Y en el otro lado, Luis Kalaff, uno de los compositores de boleros más importantes de mediados del siglo XX, y autor de canciones que han enamorado a muchas parejas. Ambos coincidieron esa noche en el teatro municipal de Barranquilla para rendirle un homenaje a los salseros y boleristas de verdad.

‘Mi gente’ está presente
Pacheco arribó con un bastón al escenario, a sus 74 años de vida y la rumba permanente que mantuvo durante gran parte de su vida profesional han dejado huella en su salud y semblante. Sentí una emoción muy fuerte al poder contemplar al señor que tantas noches de goce y minutos de alegría me ha brindado con sus composiciones. El estruendo de aplausos irrumpió en el Amira de la Rosa y los asistentes se levantaron de los asientos por más de un minutos para homenajear al maestro.

El reconocido director de la Fania All Stars enseñó la palma de la mano en un gesto de agradecimiento y luego se sentó al lado del crítico musical, Adlai Stevenson. Pacheco sonrió y le agradeció al publico diciendo: “Mi gente está presente”; mientras mi mirada no se distanciaba de su cabellera blanca. La misma cabellera que había visto en los videos viejos de la Fania.

Pacheco se sentó mientras era entrevistado por Stevenson. Relató los inicios del sello discográfico La Fania Records que fundó hacia el año 1963 junto con Jerry Masucci. Y dijo como entre ellos sortearon las dificultades que significaba el hecho de abrirse campo en el mercado estadounidense. Ya que no tuvieron mucho apoyo financiero y vendían los discos puerta a puerta y en un carro.

Asimismo, contó una serie de anécdotas sobre la Fania All-Stars, que fue la orquesta que armó con los artistas más importantes de la disquera, entre ellos Héctor Lavoe, Celia Cruz, Rubén Blades, y muchos otros. La anécdota que hizo reír al público fue una que ocurrió mientras se encontraban en África promocionando la salsa junto con James Brown. El hecho fue que mientras estaban ensayando les advirtieron que las personas se robaban los micrófonos y los equipos, entonces Pacheco estuvo vigilante. De repente observó que un tipo se alejaba con un trombón y pidió que lo retuvieran. Pero cuando éste se volteó se percató de que era el mismísimo Willie Colon, famoso trompetista de la orquesta.

¡Acuyuyé! en Barranquilla
Las personas a mi alrededor suspiraban con las canciones que el arreglista barranquillero Hugo Molinares tocaba con su orquesta para deleite del maestro. Pacheco escuchó varias de sus composiciones y las cantaba con una sonrisa en su rostro. “La esencia del guaguanco”, “Sofrito” y “Quimbara”. Pero lo sorprendente de la noche fue cuando se rememoró la canción “Acuyuyé”, una importante composición que nunca falta en los carnavales barranquilleros.

Pacheco explicó el termino africano ‘Acuyuyé’ que traduce alegría y se emocionó cuando le contaron lo importante que es la canción para el pueblo barranquillero. En esos momentos Hugo Molinares comenzó con los primeros acordes de la canción y Pacheco le pidió el favor a Stevenson de que lo ayudara a levantarse. Cuando estuvo en pie se encamino hacia la orquesta e intervino mientras les dio órdenes a los músicos y comenzó a dirigirlos. El público se extasío y miles de personas saltaron de sus asientos para bailar en los pasillos del teatro. Una señora que se encontraba de luto bailó frente a las cámaras del canal Caracol y pude observar como Heriberto Fiorillo se retiraba las gafas para secarse unas cuantas lágrimas.

Por mi cabeza rondaban las viejas imágenes que había visto de la Fania y de Pacheco, asimismo los días en que me apresuraba para encender el equipo de sonido y colocar una salsa charanguera. Recordé a mi padre, quien no estaba a mi lado en ese instante y a mis conocidos salsómanos. Observé que el teatro se reventaba y recordé cómo había odiado nunca haber escuchado en vivo a Los Beatles, a Nirvana, a Jimmy Hendrix, pero me sentí a gusto cuando dejé de pensar en eso y el sonido de la flauta de Pacheco resonó. Las personas habían dejado de bailar y observaban al maestro desenvolver la sinfonía de ‘Acuyuyé’. En ese instante mis ojos se empaparon y caí en la cuenta de que me encontraban ante el gran maestro de la salsa.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Un primer bocado del carnaval de las artes

Las puertas del teatro Amira de la Rosa se abrieron el pasado miércoles para dar inicio al evento cultural que antecede las fiestas carnestoléndicas barranquilleras: el Carnaval de las Artes. Este festival realizado por la Fundación La Cueva lleva tres años consecutivos rindiéndole homenaje a los protagonistas del campo de las artes y rodeando el evento bajo el manto de la fiesta más grande del litoral atlanticense.

Durante cuatro días las personas disfrutaron de un evento sin precedentes en la ciudad, ya que la idea del Carnaval de las Artes nació en respuesta a la poca actividad cultural de Barranquilla. No obstante, ha crecido de una manera tan desbordante que invitados de la talla de Roberto Saviano, Sylvia Kristel y Johnny Pacheco, entre muchos otros, aceptaron asistir a la versión del presente año.

Uno de los aspectos más interesantes del Carnaval se reflejó sobre los espectadores, debido a que quien ingresaba a los conversatorios y conciertos se percataba de que en el escenario no estaban los únicos personajes del evento. Se pudo observar a Osama Bin Laden junto a un George Bush criollo y un Barack Obama, que no hablaba inglés, que prometían un pacto de paz. De la misma forma, entre los palcos una Celia Cruz bailó al son de la orquesta de Hugo Molinares. Como también, hubo más de uno que se sorprendió cuando un descabezado, una marimonda o un torito se le sentó en la silla de al lado. Asimismo muchos cayeron en la trampa de unos reporteros de CNN quienes entrevistaban a cualquiera haciéndoles creer que saldrían al aire en el noticiero.

Aunque lo novedoso este año fue la programación infantil denominada, Fantástico. El evento se llevo a cabo en el quiosco de los jardines del Amira de la Rosa, en donde se armó un parque de diversiones con una decoración que oscilaba entre lo fantástico del mundo de las hadas y lo carnestoléndico. Miles de pequeños se congregaron para ser partícipes de talleres, cuentos, títeres y música, que dictaron personajes como: Jairo Aníbal Niño, Aníbal Tobón, el Mago Borletti, y el grupo de teatro la Libélula Dorada. El último día, se dio como primicia la lectura del cuento “Sarah y la ballena” por parte de su autor, el escritor Efraim Medina.

El ambiente que se gestó en el teatro municipal de Barranquilla fue de fiesta y jolgorio. La gente asistió disfrazada para no pagar la entrada, aunque muchos corrieron a comprar una mascara o una careta a los artesanos que se encontraban en la pequeña feria asentada en los jardines del teatro. Otros entregaron una donación para asistir a los diferentes programas del festival. Y otros cuantos se quedaron con la expectativa de lo que traerá la edición del Carnaval de las Artes del próximo año.

miércoles, 28 de enero de 2009

CARNAVAL DE LAS ARTES 2009

MUY PRONTO

Running with scissors



Recently I read a book written by an american writer, Augusten Burroughs, and the tittle was quite amusing, Running with scissors. The scene that projected that tittle was also enjoyable, it was me, around five or six years old, and my sister running after. I remembered just that time when I got grounded because I hide and run with my sisters bunny-figure scissors. Those were her favorite thing in the world and I took them away of her forever, right after I ended up my punishment. She didn't notice the night I sneak in her bedroom, open her drawers and found the bunny scissors. I cutted one piece out of her curtains and left.

She never knew where her scissors were, and my parents thought she was sort of sonambulist because of the missing patch on her curtains. Although within the years I had felt a little bit of remorse of what I did, I'd never told anyone about the real situation, until now. Back in those days we used to lived in a building facility, nowadays we live in a house. The building had this sand-box and I dug enough to make a big hole, where I settled the scissors. During a whole lot of years I forgot about the scissors, however the book brought me back that memoir. I was on vacations visiting my hometown city when I read it, so I decided to visit the sand-box, but instead I found a new wooden fun-park. Probably the bunny scissors were a few centimeters underground or were dug out by one of the workers that constructed the fun-park.

The thing is that she hasn't recall the situation since she was nine. It seems my sister doesn't reminds the good old days of her bunny scissors, and I expect to tell her the truth one day, probably she'll start running after me, like she did everytime I took her scissors.

Dr. Finch's office


Dr. Finch is one of the main characthers of the book, Running with scissors, he is a very loose guy, even though he is a psychiatrist, who intends to help his patients with very weird methods. One of them is to make people talk truly and direct, this helps on them because there's no regreatments or any hard feelings left behind. Well that's kind of what Dr. Finch thinks. In order to began that treatment, he invented a name for a room or a space that allows a person to speak out things that he or she wants to talk about, but for some reason they doesn´t. In Dr. Finch's office there was a little supply room, and he confessed he went in there anytime he wanted to jerk off ideas, feelings and moods. The idea is to talk to someone, even to ourselves, and talk for us.


This space or room was my inspiration for this blog. The name is masturbatorium, and it´s where I get to talk about things, maybe sometimes nonsenses stuff or really deep thoughts, but the intention is to tell things I want to say. For example if I want to write something to someone but I don´t dare, I'll publish it right here. I just tell and write, certainly it doesn´t matters if it's in any foreign language. I will tell stories and anecdotes, also poems. This space right here is my masturbatorium so I will jerk off anytime I want with anything I like.